• Toda sociedad organiza una cultura, una unidad de organización humana que se basa en instituciones. Instituciones concretas, como son una escuela, un hospital o un tribunal. E instituciones abstractas, como la política, la economía, la justicia, la acción social, la espiritualidad, la pedagogía. Así por ejemplo, la política es una estructura de pensamiento y acción destinada a componer y sostener una organización social y la economía, una estructura de pensamiento y acción destinada a distribuir bienes.
• La pedagogía es una estructura de pensamiento y acción destinada a generar relaciones humanas cuyo objetivo explícito es la transmisión de códigos. En una interacción cada uno de los interlocutores asiste a la comunicación a fin de obtener algo. Yo con todas mis dimensiones, tú con todas las tuyas. En una relación, en cambio, se produce una resonancia emocional que permite el surgimiento de un nosotros. En ocasiones este nosotros consistirá en una relación emocional con emociones agradables, positivas, pero en otras habrá emociones negativas, miedo, hostilidad.
• Por eso en pedagogía se habla de relación pedagógica. No es sólo una interacción. Para bien o mal, hay una implicación emocional que ensalza la figura del educador: No es lo mismo recibir formación e información de un educador que de alguien sin predicamento, sin relación de por medio.
• La educación, por su parte, es considerada bajo diversas definiciones en diferentes países. En Argentina se la suele considerar como la puesta en práctica de una pedagogía. A tal teoría pedagógica le corresponde tal práctica educativa.
Las didácticas, a su vez, son modalidades de interacción entre educadores y educandos destinadas a la transmisión voluntaria de los códigos de una cultura. • Incluyen una actitud personal por parte del educador y unos métodos destinados a cumplir con la teoría pedagógica y la práctica educativa que se han elegido y que el educador debe conocer en profundidad.
• Toda pedagogía incluye dos objetivos: por una parte, transmitir herramientas, técnicas para la vida, y por otra, estimular el desarrollo del educando. Dentro del desarrollo deben entenderse los desarrollos emocional, cognitivo y espiritual.
• A fin de organizar su acto educativo, el educador debe preparar sus didácticas en base a la educación que desea impartir y ésta en base a la teoría pedagógica que la fundamenta. El educador tiene la obligación de estudiar y conocer conscientemente las didácticas posibles, las educaciones dentro de las cuales se aplicarán sus didácticas y las teorías pedagógicas que subyacen.
• Si el fin último de la educación consiste en mantener y desarrollar la salud, esto es, la armonía bio-psico-social de la persona, la teoría pedagógica deberá producir una pedagogía armonizante, tal que tome en cuenta todas las dimensiones humanas, satisfaga las necesidades primordiales, produzca y permita la expresión de emociones positivas, emita consignas claras y límites claros, promueva lazos de confianza y paz, basada en los valores respeto, alegría, ampliación de conciencia, inclusión de las emociones. El ambiente áulico, así, será de distensión emocional, propicio para un buen aprovechamiento de las alturas cognitivas de cada cual.
• Sin embargo, se podría diseñar una pedagogía patologizante, que se basase en la insatisfacción de las necesidades primordiales y la producción de emociones negativas, la coartación de conductas, la administración de consignas poco comprensibles, contradictorias o contundentes, con retaceo o manipulación de la información, sin respeto a la persona y evitando la relación humana. Una pedagogía que mostrase desconfianza y descalificación mediante amenazas, castigos, mentiras, manipulaciones e intimidaciones (gritos y vehemencias y golpes emocionales y hasta físicos), que constituyen un bullying vertical -lo que antes se denominaba patoterismo-, o bien el laissez faire, la indiferencia descalificatoria, el ninguneo: hacé lo que quieras, me da igual. Prefiere la quietud en nombre de valores tales como la obediencia y el rendimiento, considerado éste como aceptación acrítica de las opiniones del educador. El ambiente áulico, así, será de tensión emocional y corporal. La consecuencia será la desestabilización de la salud, la producción de infirmeza, en otras palabras, de enfermedad bio-psico-social como pérdida del eje de estabilidad del individuo.
• Es sabido que en situaciones de tensión la capacidad cognitiva queda coartada, no pudiendo ser empleada hasta el nivel que cada uno podría alcanzar.
• El buen educador debería tener conciencia clara acerca de qué didácticas utilizar, qué educación proponer y qué teoría pedagógica abrazar. Debería prestar atención a que sus didácticas, su educación y su pedagogía guarden coherencia entre sí. Debería además revisar, a solas y en el claustro docente, emociones y actitudes personales, y efectuar su propia crítica de la cultura en que vive, que en el aula querrá ofrecer o debatir, respetando opiniones ajenas. Podríamos llamar a esta pedagogía, también, pedagogía de la satisfacción.
• El mal educador abraza, a veces sin saber pero otras veces a sabiendas, una pedagogía patologizante, con el argumento de que sus ideas, o las de aquellos a quienes representa, deben imperativamente ser incorporadas por los educandos a fin de perpetuar los objetivos del núcleo de poder de la sociedad / la cultura. En ocasiones, incluso, sus didácticas y su educación patologizantes no se corresponden con la teoría pedagógica subyacente, porque a este educador eso no le importa o sencillamente no la conoce. Podríamos llamar a esta pedagogía, también, pedagogía del control.